


♡ 28 de Febrero de 2001 - Miércoles de Ceniza, mensaje de amor
Cerca de las 2 a.m. prendí unas velas y comencé a rezar el rosario. Alrededor de las 3 a.m., Jesús se apareció usando un manto blanco. Todo Su Cuerpo estaba manchado con Sangre, y aún Su manto estaba empapado con Sangre. Se veía muy mal. Yo estaba tan sorprendida que no sabía que hacer, Jesús se acercó más, de forma amorosa y habló con una dulce voz:
JESÚS:
¡Hija! ¡Mi amada pequeña alma! No te sorprendas mucho. Estoy manchado con Sangre, aún ahora, para salvar el mundo, que está infectado con pecados, ya que no quiero que ningún hijo en el mundo sea condenado y caiga en la eterna perdición. No importa cuánto amor Yo les pueda dar, la mayoría de los hijos en el mundo, quienes ya se han vuelto extremadamente corruptos, están llenos de egoísta terquedad, causada por el orgullo, están espiritualmente ciegos y sordos, y están ofendiendo a Dios con insultos e ingratitud, en lugar de aceptar Mi amor, que Me hizo darles todo Mi cuerpo (a ellos). Es por eso que Mi Corazón se ha roto en pedazos y está sangrando de esta manera, día tras día.
¡Mira! ¡Mi hija! Ellos dicen que me aman a Mí y a Mi Madre, pero, sin oraciones sinceras ni un verdadero arrepentimiento, me ruegan a Mí y a Mi Madre como si se agarraran a un salvavidas, solamente cuando sufren dolores y, después que reciben las gracias que habían estado pidiendo, tienen un corazón agradecido sólo por un breve tiempo y, sin dar limosnas a los Mendigos Celestiales, regresan a su miserable vida convirtiéndose en espinas que punzan los Sagrados Corazones.
¡Oh! ¡Con que ansias he estado esperando que las pequeñas almas Me bajen de la Cruz! Pero numerosos hijos en el mundo, la gran mayoría de los sacerdotes y religiosos, e inclusive mis hijos, que han sido especialmente llamados, Me clavan en la Cruz y, en lugar de bajarme de la Cruz, permanecen dormidos y unen sus fuerzas con el demonio, por lo tanto, pierden el sentido de la dirección, llenándose de orgullo y vanidad, sosteniendo filosas tijeras de avaricia y egoísmo (en sus manos), cortan Mi Cuerpo y ropa en pedazos para poseerlos. Mi Corazón y el Corazón de Mi Madre han estado ardiendo y ardiendo, y desde hace mucho tiempo se han convertido en volcanes en erupción.
Julia: ¡Amado Señor! Soy tan indigna y tan impotente. ¿Qué debo hacer?, enséñame por favor.
JESÚS:
¡Mi amada hija, que tiene que sufrir dolores! Tú eres Mi pequeña alma. Le he dicho al Apóstol Pablo que Mi poder se manifiesta completamente en aquellos que son débiles. Si tú te acuerdas que Mi Madre y Yo, siempre habitamos en ti, mientras seas débil, y amorosamente ofreces en todo momento todos los dolores que te llegan, por la conversión de los pecadores, estarás reparando y consolando Mi rasgado Corazón y el Corazón rasgado de Mi Madre, que te ha estado implorando con lágrimas y lágrimas de sangre, y también estarás remendando Mi manto que ha sido rasgado en pedazos.
Entonces, el Señor me dio algo diciendo, "¡Ahora, Mi Hija! ¡Recibe esto!" Lo recibí con mis dos manos y lo guardé en mi mano izquierda.
JESÚS:
Este es Mi manto hecho de algodón, que ha sido empapado en Mi Sangre, rasgado una y otra vez durante la flagelación a causa de los pecados de numerosos hijos. Estos pedazos de Mi manto de algodón han sido cortados con filosas tijeras de avaricia y egoísmo con las cuales la gente sólo quiere recibir sin dar a los demás para su propia satisfacción, en lugar de amar a los demás como a sí mismos, y también (con las tijeras) de las traiciones de fríos corazones.
Al recordar que Mi Madre y Yo somos aplastados de esta manera todos los días, con un corazón de sinceras oraciones, arrepentimiento y amor, cuando menos ustedes, que saben que (Mi Madre y Yo) estamos siendo insultados y experimentamos todo tipo de sufrimientos a causa de los pecadores aún en este momento, vean este polvo de tela y aplasten su egoísmo una y otra vez a cada momento, vuélvanse pequeñas almas y conviertan sus vidas en vidas de oraciones. Al hacer eso se convertirán en pinzas que sacan espinas y clavos que han sido clavados profundamente en Mi Sagrado Corazón y en el de Mi Madre, y también se convertirán en agujas que remiendan los Sagrados Corazones y el manto que han sido rasgados. Por lo tanto, ello será un gran consuelo para Mi Madre y para Mí. Por lo tanto, traten de no caer en la desilusión y desesperanza, y al recordar que, cuando muestran el poder del amor (más vigorosamente), y ofrecen su mayor lealtad de manera heroica, el tiempo de purificación se acortará, permanezcan siempre despiertos y recen. Adiós. ¡An-nyoung!*
Después que Jesús terminara de hablar, yo continué rezando el rosario con dolores. No me atrevía a ver lo que estaba sosteniendo en mi mano. Con todos a mi alrededor mirando, abrí mi mano, temblando y sorprendida. Había pedazos de tela triturados en polvo y manchados con Sangre. Todos estaban sorprendidos y miraron más de cerca. Una mujer, que era conocedora de telas, dijo: “Parece una tela hecha con fibras muy delicadas.” Sí, todos nosotros estábamos viendo esto y nos prometimos a nosotros mismos que aplastaríamos nuestros egoísmos una y otra vez, volviendo nuestras vidas en oración en todo momento, nos haríamos pequeñas y sencillas almas, y de esta manera daríamos un verdadero consuelo al Señor y a la Santísima Madre.
*Saludos en coreano (An-nyoung)
♡ 28 de Febrero de 2001 - Miércoles de Ceniza, mensaje de amor
Cerca de las 2 a.m. prendí unas velas y comencé a rezar el rosario. Alrededor de las 3 a.m., Jesús se apareció usando un manto blanco. Todo Su Cuerpo estaba manchado con Sangre, y aún Su manto estaba empapado con Sangre. Se veía muy mal. Yo estaba tan sorprendida que no sabía que hacer, Jesús se acercó más, de forma amorosa y habló con una dulce voz:
JESÚS:
¡Hija! ¡Mi amada pequeña alma! No te sorprendas mucho. Estoy manchado con Sangre, aún ahora, para salvar el mundo, que está infectado con pecados, ya que no quiero que ningún hijo en el mundo sea condenado y caiga en la eterna perdición. No importa cuánto amor Yo les pueda dar, la mayoría de los hijos en el mundo, quienes ya se han vuelto extremadamente corruptos, están llenos de egoísta terquedad, causada por el orgullo, están espiritualmente ciegos y sordos, y están ofendiendo a Dios con insultos e ingratitud, en lugar de aceptar Mi amor, que Me hizo darles todo Mi cuerpo (a ellos). Es por eso que Mi Corazón se ha roto en pedazos y está sangrando de esta manera, día tras día.
¡Mira! ¡Mi hija! Ellos dicen que me aman a Mí y a Mi Madre, pero, sin oraciones sinceras ni un verdadero arrepentimiento, me ruegan a Mí y a Mi Madre como si se agarraran a un salvavidas, solamente cuando sufren dolores y, después que reciben las gracias que habían estado pidiendo, tienen un corazón agradecido sólo por un breve tiempo y, sin dar limosnas a los Mendigos Celestiales, regresan a su miserable vida convirtiéndose en espinas que punzan los Sagrados Corazones.
¡Oh! ¡Con que ansias he estado esperando que las pequeñas almas Me bajen de la Cruz! Pero numerosos hijos en el mundo, la gran mayoría de los sacerdotes y religiosos, e inclusive mis hijos, que han sido especialmente llamados, Me clavan en la Cruz y, en lugar de bajarme de la Cruz, permanecen dormidos y unen sus fuerzas con el demonio, por lo tanto, pierden el sentido de la dirección, llenándose de orgullo y vanidad, sosteniendo filosas tijeras de avaricia y egoísmo (en sus manos), cortan Mi Cuerpo y ropa en pedazos para poseerlos. Mi Corazón y el Corazón de Mi Madre han estado ardiendo y ardiendo, y desde hace mucho tiempo se han convertido en volcanes en erupción.
Julia: ¡Amado Señor! Soy tan indigna y tan impotente. ¿Qué debo hacer?, enséñame por favor.
JESÚS:
¡Mi amada hija, que tiene que sufrir dolores! Tú eres Mi pequeña alma. Le he dicho al Apóstol Pablo que Mi poder se manifiesta completamente en aquellos que son débiles. Si tú te acuerdas que Mi Madre y Yo, siempre habitamos en ti, mientras seas débil, y amorosamente ofreces en todo momento todos los dolores que te llegan, por la conversión de los pecadores, estarás reparando y consolando Mi rasgado Corazón y el Corazón rasgado de Mi Madre, que te ha estado implorando con lágrimas y lágrimas de sangre, y también estarás remendando Mi manto que ha sido rasgado en pedazos.
Entonces, el Señor me dio algo diciendo, "¡Ahora, Mi Hija! ¡Recibe esto!" Lo recibí con mis dos manos y lo guardé en mi mano izquierda.
JESÚS:
Este es Mi manto hecho de algodón, que ha sido empapado en Mi Sangre, rasgado una y otra vez durante la flagelación a causa de los pecados de numerosos hijos. Estos pedazos de Mi manto de algodón han sido cortados con filosas tijeras de avaricia y egoísmo con las cuales la gente sólo quiere recibir sin dar a los demás para su propia satisfacción, en lugar de amar a los demás como a sí mismos, y también (con las tijeras) de las traiciones de fríos corazones.
Al recordar que Mi Madre y Yo somos aplastados de esta manera todos los días, con un corazón de sinceras oraciones, arrepentimiento y amor, cuando menos ustedes, que saben que (Mi Madre y Yo) estamos siendo insultados y experimentamos todo tipo de sufrimientos a causa de los pecadores aún en este momento, vean este polvo de tela y aplasten su egoísmo una y otra vez a cada momento, vuélvanse pequeñas almas y conviertan sus vidas en vidas de oraciones. Al hacer eso se convertirán en pinzas que sacan espinas y clavos que han sido clavados profundamente en Mi Sagrado Corazón y en el de Mi Madre, y también se convertirán en agujas que remiendan los Sagrados Corazones y el manto que han sido rasgados. Por lo tanto, ello será un gran consuelo para Mi Madre y para Mí. Por lo tanto, traten de no caer en la desilusión y desesperanza, y al recordar que, cuando muestran el poder del amor (más vigorosamente), y ofrecen su mayor lealtad de manera heroica, el tiempo de purificación se acortará, permanezcan siempre despiertos y recen. Adiós. ¡An-nyoung!*
Después que Jesús terminara de hablar, yo continué rezando el rosario con dolores. No me atrevía a ver lo que estaba sosteniendo en mi mano. Con todos a mi alrededor mirando, abrí mi mano, temblando y sorprendida. Había pedazos de tela triturados en polvo y manchados con Sangre. Todos estaban sorprendidos y miraron más de cerca. Una mujer, que era conocedora de telas, dijo: “Parece una tela hecha con fibras muy delicadas.” Sí, todos nosotros estábamos viendo esto y nos prometimos a nosotros mismos que aplastaríamos nuestros egoísmos una y otra vez, volviendo nuestras vidas en oración en todo momento, nos haríamos pequeñas y sencillas almas, y de esta manera daríamos un verdadero consuelo al Señor y a la Santísima Madre.
*Saludos en coreano (An-nyoung)