












♡ 9 de Noviembre de 2001, mensaje de amor
Mientras estaba haciendo las Estaciones de la Cruz (en la montaña de la Santísima Madre en Naju), rezando y meditando profundamente en mi corazón, acerca de la sentencia de muerte que recibía el Señor, cubriéndose con todo tipo de heridas por la cruel golpiza y flagelación, y cargando la Cruz hasta el Monte Calvario, una Estación tras otra, fui capaz de participar más íntimamente en los sufrimientos del Señor. Sentí mi cuerpo volverse muy pesado, y no pude caminar ni un paso más. Mientras me movía lentamente arrastrando mis pies, no podía abrir mis ojos y estaba perdiendo la conciencia. En la 6º Estación, estaba meditando en Santa Verónica, aproximándose valientemente al Señor en medio de insultos y ridiculizada por muchas personas, sin prestar atención a ellos y, con todo su corazón, limpiando la cara del Señor cubierta de sangre y sudor, y limpiando Sus ojos cubiertos con sangre y coágulos de Su frente herida por la Corona de Espinas, permitiendo al Señor apenas abrir Sus ojos y ver. Entonces, tuve una visión.
Vi al Señor, cubierto totalmente con heridas y sangrando, junto con la Santísima Madre, derramando lágrimas de sangre a Su lado. Jesús estaba siendo flagelado cada vez que la gente pecaba. Debido a la incesante flagelación, todo Su cuerpo estaba siendo atormentado y desgarrado, y estaba sangrando continuamente. La Preciosa Sangre brotando de su frente, debido a la Corona de Espinas estaba cubriendo Sus ojos. Se veía indescriptiblemente miserable. La Santísima Madre comenzó a hablar con una voz muy amable pero ansiosa.
LA SANTÍSIMA MADRE:
¡Mi amada hija, quien ha sido llamada como una pequeña alma! El Señor, Quien es tu Redentor y ama intensamente, hasta a los pecadores más perversos, fue clavado a la Cruz, murió, fue sepultado, y resucitó al tercer día, pero El sigue derramando sangre así, por la conversión de los pecadores y por la santificación de los sacerdotes aún ahora, dos mil años después.
Ahora, debido a la astuta tentación del demonio, incluso la mayoría de los hijos a los que he llamado, los clérigos y los religiosos, se han vuelto ciegos y sordos, han perdido el sentido de la dirección, y están por entrar en las anchas puertas del infierno, en lugar de practicar los mensajes de amor que mi Hijo Jesús y Yo gritamos, aún repitiendo las mismas palabras una y otra vez. Por esto, la ira de Dios está derramándose (sobre el mundo) y, como Yo estoy sosteniendo la copa (de la ira de Dios), mi Corazón también está ardiendo en llamas tan vigorosamente, que se está volviendo un volcán activo. Por otra parte, también estoy siendo consolada, porque hay pequeñas almas como tú.
¡Oh, mi amada y bondadosa hijita!, que has estado tratando de volverte un trapo para limpiar almas! Has estado tratando también de volverte pinzas para sacar los clavos enterrados en el cuerpo de mi Hijo Jesús cada vez que la gente comete pecados. También, has querido volverte una persona que cose con amor las heridas en el Sagrado Corazón de Jesús y en mi Inmaculado Corazón. También has ofrecido tu tiempo más valioso al Señor y a mí, para volverte un pañuelo para limpiar la sangre y sudor de mi Hijo Jesús, y mis lágrimas y lágrimas de sangre. ¿Qué cosa no te quisiera dar?
Has oído y conocido bien que mi Hijo Jesús y Yo estamos tristes cuando tú estás triste; sufrimos cuando te sientes adolorida y sufres; y mi Hijo Jesús y Yo estamos alegres y nos regocijamos cuando tú estás feliz y contenta.
Recordando que escucho atentamente los sonidos de las fervientes oraciones que ofrecen en las Estaciones de la Cruz en el Calvario, y que los acompaño, derramando lágrimas de sangre junto a mi Hijo Jesús, Quien está derramando sangre y está con ustedes, vuélvete más despierta y vive una vida consagrada para la conversión de los pecadores y la santificación del clero.
¡Todos los hijos en el mundo! Les he dicho ansiosamente que la respuesta de justicia de Dios Padre será implacable y no puede prometerse un mañana seguro, pero ¿cómo pueden ser tan negligentes escuchando mi ansiosa súplica, que grito vomitando sangre? Ya les he implorado ansiosamente, diciendo "No atraigan a sí mismos el castigo de la oscuridad, fuego y sangre" (3 de Febrero de 1994), y les he advertido varias veces que el tiempo de la gran aflicción está cerca, al alcance de la mano. Aún así, si no se arrepienten, y aún la mayor parte del clero se siente tranquilo y no permanece atento, ¿qué pasará a los rebaños de ovejas que los están siguiendo? No hay más tiempo para demorarse.
Como el tiempo permitido por Dios está llegando a un fin, mediten en la era de Sodoma y Gomorra, que fueron destruidas porque no había allí ni siquiera diez personas justas, y apresúrense a despertarse y orar, para que sean salvadas del castigo y del desastre del fuego ardiente de azufre que caerá sobre el mundo.
¡Mis amados hijos que han sido llamados! Sepan que este mundo ya ha caído en una crisis, de convertirse en cenizas por causa de los extremos pecados, pero mi Hijo Jesús les ha dado otra oportunidad, gracias a las fervientes oraciones, sacrificios y reparaciones de ustedes, las pequeñas almas. Al menos ustedes, deben disolverse completamente en el Sagrado Corazón de Jesús, Quien se ha vuelto víctima de sacrificio para la reconciliación, y en mi Inmaculado Corazón, y, convirtiendo sus vidas en oraciones, vendar las heridas sangrantes del Señor, suturarlas, y limpiarlas.
Cuando los sonidos de las oraciones, de las pequeñas almas, unidas con amor en la Santísima Trinidad, se combinen y se eleven a lo alto del Cielo, la crisis de una Tercera Guerra Mundial se alejará. Sin embargo, si los hijos en el mundo fallan finalmente en aceptar los mensajes de amor que mi hijo Jesús y Yo les estamos dando, para arrepentirse y permanecer despiertos, no podré sostener más la copa de la ira de Dios.
¡Mis amados hijos! Cuando mi hijo Jesús se siente en el trono real conmigo a Su lado, rodeado por todos los ángeles en el Cielo, y separe las espigas buenas de las malas, ¿no deberían ustedes ser contados como buenas, en vez de ser separados como malas?
Por lo tanto, no duden ni posterguen, sino sostengan firmemente mis manos, que soy la cuerda que une Cielo y tierra, pongan en práctica los mensajes de amor, y entonces participen en el trabajo de salvación de este mundo. Haciendo esto, entrarán en el eterno banquete celestial en medio de los vítores de los ángeles y Santos en el Cielo, donde no hay más muerte, hambre, sed, tristeza, sufrimiento, ni gemidos, sino que solo está lleno de amor, y participen en la gloria.
En la 10º Estación, aún estaba débil y exhausta, incapaz de abrir mis ojos. Cuando un hombre que estaba rezando gritó, "¡Ah! ¡Es sangre!" yo apenas pude abrir mis ojos y ver sangre fresca en diversos lugares en la tierra. Comenzamos a ver más de cerca, y encontramos rocas y hojas caídas con sangre en ellas desde la 3º Estación hasta la 15º, donde Jesús Resucitó. Cuando puse mi dedo en la sangre, éste se manchó con sangre que parecía haber sido recientemente derramada.
♡ 9 de Noviembre de 2001, mensaje de amor
Mientras estaba haciendo las Estaciones de la Cruz (en la montaña de la Santísima Madre en Naju), rezando y meditando profundamente en mi corazón, acerca de la sentencia de muerte que recibía el Señor, cubriéndose con todo tipo de heridas por la cruel golpiza y flagelación, y cargando la Cruz hasta el Monte Calvario, una Estación tras otra, fui capaz de participar más íntimamente en los sufrimientos del Señor. Sentí mi cuerpo volverse muy pesado, y no pude caminar ni un paso más. Mientras me movía lentamente arrastrando mis pies, no podía abrir mis ojos y estaba perdiendo la conciencia. En la 6º Estación, estaba meditando en Santa Verónica, aproximándose valientemente al Señor en medio de insultos y ridiculizada por muchas personas, sin prestar atención a ellos y, con todo su corazón, limpiando la cara del Señor cubierta de sangre y sudor, y limpiando Sus ojos cubiertos con sangre y coágulos de Su frente herida por la Corona de Espinas, permitiendo al Señor apenas abrir Sus ojos y ver. Entonces, tuve una visión.
Vi al Señor, cubierto totalmente con heridas y sangrando, junto con la Santísima Madre, derramando lágrimas de sangre a Su lado. Jesús estaba siendo flagelado cada vez que la gente pecaba. Debido a la incesante flagelación, todo Su cuerpo estaba siendo atormentado y desgarrado, y estaba sangrando continuamente. La Preciosa Sangre brotando de su frente, debido a la Corona de Espinas estaba cubriendo Sus ojos. Se veía indescriptiblemente miserable. La Santísima Madre comenzó a hablar con una voz muy amable pero ansiosa.
LA SANTÍSIMA MADRE:
¡Mi amada hija, quien ha sido llamada como una pequeña alma! El Señor, Quien es tu Redentor y ama intensamente, hasta a los pecadores más perversos, fue clavado a la Cruz, murió, fue sepultado, y resucitó al tercer día, pero El sigue derramando sangre así, por la conversión de los pecadores y por la santificación de los sacerdotes aún ahora, dos mil años después.
Ahora, debido a la astuta tentación del demonio, incluso la mayoría de los hijos a los que he llamado, los clérigos y los religiosos, se han vuelto ciegos y sordos, han perdido el sentido de la dirección, y están por entrar en las anchas puertas del infierno, en lugar de practicar los mensajes de amor que mi Hijo Jesús y Yo gritamos, aún repitiendo las mismas palabras una y otra vez. Por esto, la ira de Dios está derramándose (sobre el mundo) y, como Yo estoy sosteniendo la copa (de la ira de Dios), mi Corazón también está ardiendo en llamas tan vigorosamente, que se está volviendo un volcán activo. Por otra parte, también estoy siendo consolada, porque hay pequeñas almas como tú.
¡Oh, mi amada y bondadosa hijita!, que has estado tratando de volverte un trapo para limpiar almas! Has estado tratando también de volverte pinzas para sacar los clavos enterrados en el cuerpo de mi Hijo Jesús cada vez que la gente comete pecados. También, has querido volverte una persona que cose con amor las heridas en el Sagrado Corazón de Jesús y en mi Inmaculado Corazón. También has ofrecido tu tiempo más valioso al Señor y a mí, para volverte un pañuelo para limpiar la sangre y sudor de mi Hijo Jesús, y mis lágrimas y lágrimas de sangre. ¿Qué cosa no te quisiera dar?
Has oído y conocido bien que mi Hijo Jesús y Yo estamos tristes cuando tú estás triste; sufrimos cuando te sientes adolorida y sufres; y mi Hijo Jesús y Yo estamos alegres y nos regocijamos cuando tú estás feliz y contenta.
Recordando que escucho atentamente los sonidos de las fervientes oraciones que ofrecen en las Estaciones de la Cruz en el Calvario, y que los acompaño, derramando lágrimas de sangre junto a mi Hijo Jesús, Quien está derramando sangre y está con ustedes, vuélvete más despierta y vive una vida consagrada para la conversión de los pecadores y la santificación del clero.
¡Todos los hijos en el mundo! Les he dicho ansiosamente que la respuesta de justicia de Dios Padre será implacable y no puede prometerse un mañana seguro, pero ¿cómo pueden ser tan negligentes escuchando mi ansiosa súplica, que grito vomitando sangre? Ya les he implorado ansiosamente, diciendo "No atraigan a sí mismos el castigo de la oscuridad, fuego y sangre" (3 de Febrero de 1994), y les he advertido varias veces que el tiempo de la gran aflicción está cerca, al alcance de la mano. Aún así, si no se arrepienten, y aún la mayor parte del clero se siente tranquilo y no permanece atento, ¿qué pasará a los rebaños de ovejas que los están siguiendo? No hay más tiempo para demorarse.
Como el tiempo permitido por Dios está llegando a un fin, mediten en la era de Sodoma y Gomorra, que fueron destruidas porque no había allí ni siquiera diez personas justas, y apresúrense a despertarse y orar, para que sean salvadas del castigo y del desastre del fuego ardiente de azufre que caerá sobre el mundo.
¡Mis amados hijos que han sido llamados! Sepan que este mundo ya ha caído en una crisis, de convertirse en cenizas por causa de los extremos pecados, pero mi Hijo Jesús les ha dado otra oportunidad, gracias a las fervientes oraciones, sacrificios y reparaciones de ustedes, las pequeñas almas. Al menos ustedes, deben disolverse completamente en el Sagrado Corazón de Jesús, Quien se ha vuelto víctima de sacrificio para la reconciliación, y en mi Inmaculado Corazón, y, convirtiendo sus vidas en oraciones, vendar las heridas sangrantes del Señor, suturarlas, y limpiarlas.
Cuando los sonidos de las oraciones, de las pequeñas almas, unidas con amor en la Santísima Trinidad, se combinen y se eleven a lo alto del Cielo, la crisis de una Tercera Guerra Mundial se alejará. Sin embargo, si los hijos en el mundo fallan finalmente en aceptar los mensajes de amor que mi hijo Jesús y Yo les estamos dando, para arrepentirse y permanecer despiertos, no podré sostener más la copa de la ira de Dios.
¡Mis amados hijos! Cuando mi hijo Jesús se siente en el trono real conmigo a Su lado, rodeado por todos los ángeles en el Cielo, y separe las espigas buenas de las malas, ¿no deberían ustedes ser contados como buenas, en vez de ser separados como malas?
Por lo tanto, no duden ni posterguen, sino sostengan firmemente mis manos, que soy la cuerda que une Cielo y tierra, pongan en práctica los mensajes de amor, y entonces participen en el trabajo de salvación de este mundo. Haciendo esto, entrarán en el eterno banquete celestial en medio de los vítores de los ángeles y Santos en el Cielo, donde no hay más muerte, hambre, sed, tristeza, sufrimiento, ni gemidos, sino que solo está lleno de amor, y participen en la gloria.
En la 10º Estación, aún estaba débil y exhausta, incapaz de abrir mis ojos. Cuando un hombre que estaba rezando gritó, "¡Ah! ¡Es sangre!" yo apenas pude abrir mis ojos y ver sangre fresca en diversos lugares en la tierra. Comenzamos a ver más de cerca, y encontramos rocas y hojas caídas con sangre en ellas desde la 3º Estación hasta la 15º, donde Jesús Resucitó. Cuando puse mi dedo en la sangre, éste se manchó con sangre que parecía haber sido recientemente derramada.